Décadas de cambio y Hacía el Siglo XXI
Décadas de cambio
No obstante lo anterior, el activismo político no desapareció en la década del 70, sino que se canalizó en otras causas. Algunos jóvenes trabajaron a favor del cumplimiento de las leyes contra la contaminación, o se unieron a grupos de protección del consumidor, o hicieron campaña contra la industria de la energía nuclear. Siguiendo el ejemplo de los negros, otras minorías como los latinos, asiáticos, indígenas, homosexuales exigieron una ampliación de sus derechos. Con frecuencia esas presiones dieron resultado, sin embargo era inevitable que se produjera una reacción contraria, aflorando muestras de hostilidad hacia estos grupos.
A partir de la Segunda Guerra Mundial las mujeres se habían estado incorporando gradualmente a la fuerza laboral, y en los años 70, un movimiento de liberación femenina pugnó por la obtención legal del aborto, la creación de guarderías, e igualdad en salarios y trabajo para las mujeres. En 1973, la Corte Suprema proscribió casi todas las restricciones concernientes al aborto, pero esta resolución sólo logró que se agudizara más una furiosa disputa a nivel nacional: las feministas defendían el aborto como un derecho constitucional, a la vez que otras lo denunciaban como un crimen en contra de un ser vivo inocente. Una Enmienda Constitucional sobre la Igualdad de Derechos fue vetada principalmente por conservadores que temían sus repercusiones.
El Presidente Nixon logró dos importantes objetivos diplomáticos: el restablecimiento de relaciones formales con la República Popular de China y la negociación del primer Tratado sobre Limitación de Armas Nucleares
(SALT I) con la Unión Soviética. En las elecciones de 1972 derrotó fácilmente a George McGovern, demócrata liberal contrario a la guerra.

Sin embargo, durante la campaña, cinco hombres fueron arrestados por irrumpir en las oficinas generales del Partido Demócrata en el edificio de apartamentos y oficinas Watergate, en Washington, DC. Periodistas que investigaban el incidente descubrieron que los ladrones eran hombres empleados por el comité de reelección del Presidente Nixon. La Casa Blanca empeoró el escándalo tratando de encubrir su conexión con el asunto. En julio de 1973 se supo que el Presidente Nixon había grabado en su oficina sus conversaciones acerca del asunto Watergate. Comités del Congreso, fiscales especiales, jueces federales y la Corte Suprema exigieron al unísono que el Presidente entregara las grabaciones. Después de una larga resistencia, finalmente las hizo públicas. Las cinta revelaron que el Presidente Nixon estuvo involucrado directamente en el encubrimiento. Para el verano de 1974 era claro que el Congreso pretendía acusar formalmente al Presidente y condenarlo. El 9 de agosto Richard Nixon se convirtió en el único presidente estadounidense que ha debido renunciar a su cargo.
Después de la Guerra de Vietnam y del escándalo Watergate, muchos estadounidenses se habían desilusionado de los hombres que los gobernaban y les habían perdido la confianza. Gerald Ford, el presidente republicano que ascendió al poder tras la renuncia de Richard Nixon, era agradable y conciliatorio. Ford hizo mucho para restaurar la confianza de los ciudadanos, aunque algunos votantes nunca le perdonaron que hubiera indultado a su ex jefe, Richard Nixon. Las elecciones de 1976 favorecieron a Jimmy Carter, ex gobernador de Georgia, debido en gran medida a su ostensible honradez personal y a su fe religiosa. Carter tenía experiencia política limitada, pero muchos votantes preferían a esas alturas a un "extraño", alguien que no perteneciera al mundo político de la capital.
Precisamente por ser un extraño, al Presidente Carter se le hizo difícil trabajar con el Congreso, aun cuando ese cuerpo estaba controlado por su propio Partido Demócrata. Carter atacó frecuentemente a las burocracias de Washington y al exceso de reglamentación federal, e inició el proceso de reducir la injerencia del gobierno en las líneas aéreas, la banca, y el transporte camionero interestatal. Pero no pudo controlar el principal problema económico de los años 70: la inflación. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) había venido incrementando el costo de esa materia prima desde 1973, y esos aumentos trajeron consigo un alza general de los precios. Para 1980 la inflación había alcanzado una tasa anual de crecimiento de 13,5% y la nación experimentaba un período de dificultad económica. Carter firmó un segundo Tratado sobre Limitación de Armas Estrategicas (SALT II)
con la Unión Soviética, pero éste no llegó a ser ratificado por el Senado después de la invasión soviética a Afganistán en diciembre de 1979. También se mostró poco eficaz frente a otra crisis: en 1979 radicales iraníes irrumpieron en la embajada de Estados Unidos en Teherán y tomaron como rehenes a 50 ciudadanos estadounidenses. El mayor éxito de Carter fue la negociación del Acuerdo de Campo David entre Israel y Egipto, que condujo a un histórico tratado de paz entre ambas naciones.

En las elecciones de 1980 el Presidente Carter fue derrotado por su contendor republicano Ronald Reagan, y el partido triunfador también ganó terreno de manera impresionante en ambas cámaras del Congreso. Reagan ganó las elecciones por un margen amplio gracias a que recurrió a los principios tradicionales y a la antipatía estadounidense por el "gobierno poderoso" y los impuestos altos; antipatía que data de 1776. El primer período de Reagan se caracterizó por la recuperación y el crecimiento económico, y fue reelegido por abrumadora mayoría en la contienda contra el demócrata Walter Mondale en 1984.
Hacía el Siglo XXI
Los cambios en la estructura de la sociedad estadounidense se hicieron más evidentes en la década del 80. La composición de la población y los trabajos y aptitudes necesarias habían sufrido grandes cambios. El predominio de los empleos de servicios llegó a tal punto que alrededor del 75% de la población trabajaba en este sector. Estas actividades se vieron beneficiadas por la accesibilidad a la tecnología de los computadores. Había llegado la era de la información.
También hubo cambios en las pautas demográficas: al terminar el auge de nacimientos ("baby boom")
de 1946 a 1964, la tasa de crecimiento se redujo y la población envejeció. La composición de la familia se modificó también, y una cuarta parte de las viviendas ocupadas por familias entró en la clasificación de casas no-familiares, en las cuales convivían dos o más personas que no estaban unidas por lazos de parentesco. La reforma de la política de inmigración en 1965 hizo aumentar el número de recién llegados de Asia y América Latina, y el país se convirtió nuevamente en un asilo para la gente de todo el mundo.

Las tendencias de la economía, la sociedad y la política en la década anterior provocaron un sentimiento de desilusión en muchos estadounidenses y una renovada suspicacia hacia el gobierno ante la incapacidad de éste de lidiar con los más arraigados problemas sociales y políticos. En esa época muchos fueron receptivos al mensaje conservador de imponer límites al gobierno, fortalecer la defensa nacional, y proteger los valores tradicionales.
Un gran número de cristianos fundamentalistas estaban muy alarmados por el incremento de la delincuencia y de la inmoralidad sexual. Ellos deseaban que la religión volviera a ocupar un sitio preponderante en la vida del país. Algunos de los evangelistas que predicaban por televisión se convirtieron en fuerza poderosa dentro del partido republicano. Otro tema enconado y emocional que los preocupó fue el del aborto, y las manifestaciones a favor y en contra de la libre elección llegaron a ser un rasgo permanente del paisaje político.
En el partido republicano la derecha volvió a ser el ala dominante. Gracias a la beligerancia intelectual de varios conservadores como Milton Friedman y William F. Buckley, y a la de ciertas instituciones de investigación como la Heritage Foundation, la Nueva Derecha ha desempeñado un papel decisivo desde la década del 80.
Ronald Reagan logró fusionar todas las tendencias de la derecha por su invariable optimismo y capacidad para exaltar los logros y las aspiraciones del pueblo. A pesar de su propensión a las declaraciones desacertadas, llegó a ser conocido como el gran comunicador, sobre todo por su dominio de la televisión. Reagan se propuso eliminar los programas que a su juicio no necesitaba el país, y los reglamentos que perjudicaban al consumidor, a los centros de trabajo, y al medio ambiente. Los primeros años de su presidencia se caracterizaron por una recesión que afectó a casi todos los sectores. La tasa de desempleo subió a más del 10%, y la productividad nacional se frenó, aumentando el consumo de bienes importados.
A principios de 1984 la economía se empezó a recuperar; Japón accedió a imponer una cuota voluntaria a sus automóviles exportados hacia Estados Unidos, el gasto del consumidor aumentó en respuesta a la reducción de los impuestos federales, el mercado de valores ascendió, y la economía generó más de 13 millones de nuevos empleos. Pero la deuda nacional casi se triplicó bajo Reagan.
En política exterior Reagan pugnó por darle al país un papel más afirmativo, y América Central le ofreció su primer campo de pruebas. A pesar de su vehemente retórica anticomunista, el uso de la fuerza militar durante su gobierno fue bastante restringido. En octubre de 1983 fuerzas estadounidenses desembarcaron en Granada, en respuesta a un urgente llamado de auxilio de los países vecinos del Caribe. En las relaciones con la Unión Soviética, Reagan buscó la paz por medio de a fuerza.
El heredero político de la popularidad de Ronald Reagan fue George Bush, quien había ocupado la vicepresidencia y se convirtió en el cuadragésimoprimer presidente en 1988. Bush
firmó leyes para reducir la contaminación ambiental, y para facilitar el tránsito a los minusválidos, y emprendió una campaña para fomentar el voluntariado. Su presidencia enfrentó problemas al intentar contralar el déficit presupuestal. Los fraudes, la mala administración, la reglamentación laxa, y los reveses económicos fueron la causa de la insolvencia general de las instituciones de ahorro y préstamo. A pesar de sus promesas de campaña, aumentó los impuestos.

En 1990, tras conversaciones con el gobierno soviético sobre el control de armas y la unificación de Alemania, se firmaron el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa y el Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas. Era evidente que la Guerra Fría había terminado.
Cuando la adicción a la cocaína alcanzó proporciones de epidemia, el Presidente Bush convirtió la guerra contra las drogas en uno de los puntos centrales de su programa político. En diciembre de 1989 el Presidente recibió amplio respaldo del Congreso para llevar a cabo la breve invasión a Panamá para derrocar al dictador Manuel Antonio Noriega, quien más tarde fue juzgado y convicto en Florida, por tráfico de drogas y fraude organizado.
En agosto de 1990 Iraq invadió a Kuwait. El Presidente Bush exigió el retiro inmediato y organizó una coalición militar y política con fuerzas militares de Asia, Europa, Africa, y Medio Oriente. La campaña aérea encabezada por Estados Unidos duró un mes. Los aliados lograron su objetivo militar, pero Saddam Hussein se mantuvo en el poder y más tarde reprimió con crueldad a los kurdos en el norte y a los chítas en el sur. La Guerra del Golfo hizo posible que Estados Unidos convenciera a los estados árabes, Israel y Palestina de dar comienzo a negociaciones directas para resolver sus intrincados problemas para conducir a una paz duradera en la región.
Al terminar los festejos al finalizar la Guerra del Golfo, Estados Unidos tuvo que enfrentar la recesión más profunda, bajo la cual se perdieron puestos administrativos, a diferencia de los de trabajo manual que había sido el más golpeado en los años anteriores. El déficit federal seguía en aumento, y muchos ciudadanos se sentían muy pesimistas sobre el futuro. El gobierno de Bush logró avanzar en la negociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, cuya ratificación llegó a ser el centro de intenso debate nacional antes de su aprobación en 1993 bajo la Administración Clinton.
El rico empresario tejano H. Ross Perot supo aprovechar las profundas raíces de la frustración del pueblo respecto a la incapacidad del gobierno para resolver de modo eficaz los problemas económicos, y su presencia en la campaña aseguró que los temas económicos se mantuvieran en primer plano. La campaña de Bush se basó en la experiencia y la confianza; Bill Clinton organizó la suya en torno al cambio, haciendo eco de la campaña de Kennedy en 1960.
Habiendo sido gobernador de Arkansas durante 12 años, Bill Clinton hizo énfasis en su experiencia en la lucha con los problemas de crecimiento económico, la educación, y el acceso a los programas salud, que según las encuestas eran los puntos vulnerables de Bush. Clinton ganó la elección a pesar de obtener únicamente el 43% del voto popular, y fue reelegido en 1996 con un programa dedicado a construir un puente hacia el siglo XXI. Los mayores logros de su primera administración fueron en el campo económico: reorganizando el gobierno y reduciendo el déficit federal en dos terceras partes.